El frío intenso del invierno es una causa muy común de dolor de las articulaciones, pero ¿Sabemos por qué?, y ¿cómo podemos evitarlo? 

Definitivamente, existe una relación directa entre el frío, la humedad y el dolor; mientras más frio, las personas tendemos a encogernos y hacer  presión en el cuerpo, y esto puede producir dolor, especialmente en las personas más sensibles a las temperaturas bajas y la humedad. 

Durante los meses de invierno tendemos a encogernos por el frío produciendo un vasoconstricción que afecta el aporte de sangre al músculo, lo que genera contracturas y rigideces que empeoran la estabilidad articular, ocasionando dolores crónicos durante e invierno, especialmente en personas que ya padecen lesiones previas en articulaciones o músculos de su cuerpo.

Los dolores también se producen por la dificultad que tiene el cuerpo para entrar en calor, y las articulaciones tardan mucho más en funcionar correctamente, es por ello que, en invierno es recomendable mantener caliente nuestro cuero y evitar los cambios bruscos de temperatura.

Cómo evitarlo?

Es muy importante protegerse del frío, sobre todo en las extremidades inferiores, las extremidades superiores y la cabeza, que son las partes más expuestas. También es recomendable aplicar fuentes de calor sencillas como parafina, paños calientes o fricciones con alcohol de romero.

Si las molestias continúan es recomendable usar Dolebalm, un bálsamo de efecto calmante y relajante especialmente elaborado para tratar las lesiones más comunes en el aparato locomotor, gracias a su combinado de principios activos naturales de acción antiinflamatoria, analgésica y venotónica que ayuda hacer frente al dolor.